El aporte de la tecnología a la conformación de un circuito económico solidario en Nariño[1]

 

 

David Esteban Enríquez- Montero[2]

Fundación Universitaria del Área Andina, Colombia

 

*Autor de correspondencia: davidenriquezmo@gmail.com.

 

 

Enriquez- Montero, D. (2025). El aporte de la tecnología a la conformación de un circuito económico solidario en Nariño. Revista Investigium IRE: Ciencias Sociales y Humanas, 16(1), 111-135. doi: https://doi.org/10.15658/INVESTIGIUMIRE.251601.05

 

 

Recibido: 20 de junio de 2024 | Revisado: 30  de agosto  de 2024 | Aceptado: 15 de septiembre  de 2024

 

Resumen: La investigación aborda la hipótesis del aporte de la tecnología a la conformación de un Circuito Económico Solidario —en adelante, CES— en Nariño, como una herramienta metodológica para el fomento de plataformas digitales que permitan la articulación y conexión de diferentes actores de la economía solidaria en el territorio, utilizando los desarrollos tecnológicos a favor del fomento de sistemas económicos que promuevan otras formas de relacionarse, a favor de la vida y todo lo que la sostiene. El estudio propone una plataforma, tanto física como digital, para el CES en Nariño, denominada Enjambre, la cual desarrolla una estrategia de comunicación y marketing digital que, una vez implementada, permitió visibilizar, posicionar, sumar esfuerzos y articular 15 organizaciones de economía popular y solidaria. Estas organizaciones corresponden a 152 familias de 7 municipios de los departamentos de Nariño y Putumayo, constituyendo una gran apuesta por conformar un actor colectivo que impulse estas prácticas ancestrales en Nariño, basadas en la reciprocidad y la solidaridad. Esto demuestra que no solo es necesario, sino también viable e imperante, aplicar la tecnología social y la innovación social como dos poderosas herramientas para aportar soluciones a las problemáticas del mundo actual.

 

Palabras claves: Economía solidaria, desarrollo local, innovación social, plataformas digitales, tecnología social (Tesauros)

 

 

 

 

The contribution of technology to the formation of a solidarity economic circuit in Nariño

 

Abstract: This research addresses the hypothesis of using technology to create a Solidarity Economic Circuit —hereinafter, CES— in Nariño, as a methodological tool to promote digital platforms that allow the articulation and connection of different actors of solidarity economy in the territory. Through the use of technological developments in favor of the promotion of economic systems, it is feasible to promote other ways of relating, in favor of life and everything that sustains it. This study proposes a platform, both physical and digital, for the CES in Nariño, called Enjambre, which develops a digital communication and marketing strategy that, once implemented, allowed to make visible, position, join efforts and articulate 15 organizations of popular and solidarity economy. These organizations correspond to 152 families from 7 municipalities in the departments of Nariño and Putumayo, constituting a great commitment to form a collective actor that promotes these ancestral practices in Nariño, based on reciprocity and solidarity. This shows that it is not only necessary, but also feasible and imperative, to apply social technology and social innovation as two powerful tools to provide solutions to the problems of today's world.

 

Keywords: Solidarity economy, local development, social innovation, digital platforms, social technology (Thesaurus)

 

A contribuição da tecnologia para a conformação de um circuito econômico solidário em Nariño

Resumo: A pesquisa aborda a hipótese da contribuição da tecnologia para a conformação de um Circuito Econômico Solidário — doravante CES — em Nariño, como ferramenta metodológica para o fomento de plataformas digitais que permitam a articulação e conexão de diferentes atores da economia solidária no território, utilizando os avanços tecnológicos a favor do fortalecimento de sistemas econômicos que promovam outras formas de se relacionar, em prol da vida e de tudo o que a sustenta. O estudo propõe uma plataforma, física e digital, para o CES em Nariño, denominada Enjambre, que desenvolve uma estratégia de comunicação e marketing digital que, uma vez implementada, permitiu dar visibilidade, posicionar, somar esforços e articular 15 organizações de economia popular e solidária. Essas organizações correspondem a 152 famílias de 7 municípios dos departamentos de Nariño e Putumayo, constituindo uma grande aposta para conformar um ator coletivo que impulsione essas práticas ancestrais em Nariño, baseadas na reciprocidade e na solidariedade. Isso demonstra que não apenas é necessário, mas também viável e imperativo aplicar a tecnologia social e a inovação social como duas poderosas ferramentas para oferecer soluções aos problemas do mundo atual.

Palavras-chave: economia solidária, desenvolvimento local, inovação social, plataformas digitais, tecnologia social (Tesauros)

 

 

Introducción

 

Hoy en día, es alarmante observar cómo la brecha de desigualdades socioeconómicas entre diversos grupos poblacionales, territorios y países crece y se agudiza bajo el sistema capitalista. Como lo expresa García (2012), se trata de un sistema basado en el crecimiento y la acumulación constante, lo cual es insostenible desde todo punto de vista, ya que termina acabando con los bienes comunes del planeta, la mayoría de los cuales no son renovables. Por ello, es necesario pensar, analizar e investigar sistemas alternativos de desarrollo como instrumentos de resistencia al sistema, que aporten a mejorar la sostenibilidad y la reproducción de la vida.

 

Ahora bien, dentro de estos sistemas económicos alternativos se encuentran los Circuitos Económicos Solidarios (CES), o mercados sociales, como también son conocidos, especialmente en el contexto europeo. De acuerdo con Araujo (2017), estos conceptos surgen como una alternativa a la economía capitalista y al consumismo extremo, y como una propuesta estratégica y metodológica para el fomento del buen vivir, la soberanía alimentaria, la sostenibilidad y el cuidado de los bienes comunes.

 

En Latinoamérica, este concepto es aún reciente; sin embargo, existen referentes importantes, como los casos de Ecuador y México, que van mostrando el camino a seguir a partir de procesos de investigación-acción dentro de diversas comunidades.

 

Bajo esta premisa, desde los distintos territorios surgen iniciativas productivas, sociales y económicas que apuntan, precisamente, a buscar alternativas de desarrollo económicamente viables, ecológicamente sostenibles y socialmente justas para el buen vivir (Giraldo, 2017).

 

La problemática es que, hoy por hoy, estas iniciativas tienen muy poca comunicación y/o articulación, siendo invisibles para muchas esferas de la sociedad. Por lo tanto, todo este esfuerzo de las comunidades no tiene el impacto ni el reconocimiento que se requiere. Como lo profundizan De Rivera et al. (2017), el gran desafío es encontrar la manera de integrar, articular y conectar las distintas formas de economía solidaria que existen en el territorio y que, por falta de plataformas, son desconocidas unas por otras, invisibilizando su apuesta por la vida y reduciendo su gran aporte a esfuerzos individuales.

 

Con este panorama, la investigación se apoya en los avances de la tecnología para aportar, mediante herramientas digitales, al fortalecimiento de los procesos de innovación social que generen una transformación eco-social a favor de la vida.

 

La investigación surge a partir de una reflexión central: ¿Cuál es el aporte de la tecnología a la construcción de un Circuito Económico Solidario que fortalezca los procesos de economía solidaria en el departamento de Nariño? A partir de esta pregunta se definen los objetivos específicos de la investigación, los cuales se orientan hacia: la fundamentación teórica del estudio; el diagnóstico estratégico del CES en Nariño, a través de un trabajo de campo con organizaciones focalizadas; y el desarrollo de un proceso de sensibilización y empoderamiento en torno a la propuesta. Finalmente, mediante una construcción colectiva, se define una estrategia de comunicación y marketing digital que permite poner en marcha la plataforma, articulando a organizaciones de economía popular y solidaria, junto con aliados institucionales estratégicos, en una iniciativa orientada a territorializar la economía solidaria en Nariño.

 

 

 Revisión de literatura sobre los CES

 

Esta investigación analiza, con una mirada crítica y a la vez propositiva, el aporte de la tecnología a los procesos de innovación social en el territorio, que hacen frente a la crisis del sistema económico actual. Esta crisis se manifiesta no solo en el ámbito económico, sino también en los aspectos ambientales, financieros, alimentarios y, fundamentalmente, sociales. Como respuesta, surgen alternativas enmarcadas en otras formas de convivir y relacionarse, basadas en principios de solidaridad, espiritualidad, reciprocidad, interdependencia y eco-dependencia, a favor de la vida y todo lo que la sostiene.

 

Sin embargo, estas alternativas, hoy por hoy, tienen muy poca articulación debido a la falta de plataformas que logren generar sistemas socio-ciber-físicos. Dichos sistemas pueden fundamentarse en teorías como la de Rijswijk et al. (2021), quienes desarrollan un trabajo interesante para comprender mejor las relaciones entre lo cibernético y lo físico. Es decir, se requieren plataformas que integren en un solo espacio a distintas organizaciones y personas —como mercados, ecoferias, mingas, espacios de trueque y muchas otras formas de conexión popular y comunitaria—, y que, al digitalizarse, puedan potenciar su impacto y alcance, generando así cambios reales en los territorios.

 

A partir de la crisis del sistema capitalista, agudizada desde el año 2008 con un marcado incremento en la desigualdad económica y social, se aumenta significativamente la pobreza entre los grupos más vulnerables. En palabras de Sen (2000):

 

La adopción de una visión instrumental en un mundo de economía globalizada ha provocado que se les confiera un mayor apoyo a las tasas de inversión privada, a la tecnología y al libre comercio. Esta visión deja de lado el bienestar de las personas y se olvida que las acciones humanas son la causa principal de que se introduzcan cambios en los procesos económicos. (p. 3)

 

En la actualidad, es inevitable sentir lo complejo y múltiple de la crisis multidimensional, derivada del modelo de desarrollo extractivista que amenaza ferozmente la sostenibilidad de los territorios, la estabilidad y el buen vivir de los pueblos. Como lo explica Jappe (2019), de esta crisis han surgido alternativas y cambios desde los sectores más vulnerables, como mecanismos de resistencia, reconociendo los saberes ancestrales, la biodiversidad y la reciprocidad.

 

Estas expresiones, alternativas al desarrollo, comienzan un proceso de impulso hacia otra forma de hacer economía, un proceso descrito por autores como Askunze et al. (2020) como:

 

Una visión y una práctica que reivindica la economía en sus diferentes facetas (producción, financiación, comercio y consumo) como medio y no como fin, al servicio de la sostenibilidad de la vida y no del capital o del lucro. De esta manera propone alternativas al modelo económico imperante, siendo un instrumento de transformación social, que fomenta un desarrollo sostenible, justo y participativo. (p. 3)

 

Ahora bien, estas expresiones que surgen en los territorios comienzan a reconocerse en espacios integradores, como es el caso de los CES o los mercados sociales, que, en palabras de Miño (2020), “son espacios de encuentro que trabajan acortando distancias entre quienes producen y quienes consumen, promoviendo relaciones justas de intercambio y transparentando la trazabilidad de los bienes” (p. 3).

 

Para abordar el término de los CES, es fundamental analizar los aportes teóricos y metodológicos realizados por Jiménez (2016), quien los describe como Circuitos Económicos Solidarios Interculturales (CESI): “una herramienta metodológica y política para el fomento de sistemas económicos solidarios que promueven la reproducción ampliada de la vida, en búsqueda del buen vivir” (p. 101). Este último, un término muy común en los pueblos originarios de América Latina, podría ser descrito desde la cosmovisión quechua como el “Sumak Kawsay”, una visión del mundo en la que lo más importante es la inseparable relación del ser humano con su entorno natural y social, y donde, a partir de una sana convivencia con la otredad, se alcanza un bienestar común, tal como lo describen Yaselga y Jara (2013).

 

Un factor fundamental en el desarrollo de los CES es el consumo y el papel que juegan los colectivos o grupos organizados de consumidores en la territorialización de la economía solidaria. Así lo muestra Castilla (2021) a través del caso de Canastas Comunitarias Utopía, un CESI organizado desde los consumidores ubicados en la periferia de Riobamba, Ecuador, donde se vislumbra el factor político del consumo como un elemento determinante, mediante la incidencia y articulación de nuevos actores en estos procesos de transformación de los territorios.

 

Finalmente, el uso de las herramientas digitales y el avance tecnológico deben estar al servicio de estos procesos en los territorios. Como explican Bernis y Guinsburg (2019), se deben constituir plataformas de articulación e intercooperación como parte de un proceso de innovación social que genere un impacto positivo para el medio ambiente y el bienestar de las personas. Más aún, es urgente digitalizar estas plataformas en lo que denominan “Economía de Plataforma Social y Solidaria” (EPSyS), que son plataformas digitales de intercambio, articulación, intercooperación e interaprendizaje. Estos modelos han cobrado gran relevancia y, en los últimos años, se han extendido en todo el mundo como una alternativa digital en una multiplicidad de actividades económicas.

 

 

Metodología

 

A partir de los aportes conceptuales de Hernández et al. (2014), se definió como tipo de estudio una investigación exploratoria, dado que se trata de un tema de innovación social en el cual se identificó un contexto claro de estudio y un hecho social a profundizar, con el fin de generar un insumo que sirva para investigaciones posteriores. Como menciona Sousa Santos (2009), “no existe conocimiento sin prácticas y actores sociales”; por ello, la orientación epistemológica de la investigación es el conocimiento situado, fundamentado en las profundas interacciones con las organizaciones de economía popular y solidaria en Nariño, que constituyen la base de este estudio. Esta construcción colectiva permitió no solo el desarrollo de la investigación, sino también la puesta en marcha de la propuesta, posibilitando que, mediante el compartir e interaprendizaje, nos acerquemos a un conocimiento más profundo del territorio y sus potencialidades.

 

De acuerdo con la forma en que se desarrolló la investigación y con los aportes metodológicos de Campos y Sosa (2011), se identificó el método inductivo como el más adecuado. Esto se debe a que se buscó comprobar la hipótesis sobre el aporte de la tecnología a la conformación de los CES, y establecer conclusiones a partir de hechos recopilados mediante la observación directa, lo cual implicó una relación estrecha entre el investigador y el hecho social.

 

En relación con las fuentes de información utilizadas para el desarrollo de la investigación, estas fueron mixtas, como lo explica Lases (2009). Se contó con fuentes primarias, entre las que se destaca la participación de un grupo motor conformado por representantes de organizaciones de economía popular y solidaria de los departamentos de Nariño y Putumayo, así como instituciones aliadas a los procesos y expertos en el tema de estudio. A estos actores se les aplicaron diversas herramientas de recolección de información, tales como observación, entrevistas semiestructuradas, talleres de campo, grupos focales y encuentros de discusión. A través de estas actividades, se fue ajustando, apropiando y poniendo en marcha la propuesta de la plataforma para el CES.

 

Cabe resaltar que dichas herramientas fueron validadas y mejoradas en el marco del proceso de asesoría especializada que acompañó esta investigación. Asimismo, se realizó una revisión exhaustiva de fuentes secundarias —revistas, tesis, artículos, archivos, normas, libros, bases de datos, entre otros—, siguiendo los aportes metodológicos de Baena (2017), los cuales respaldan y otorgan viabilidad a la investigación desarrollada.

 

La población de esta investigación fue seleccionada mediante el método de muestreo intencional, identificando un subconjunto específico que permite generar conocimientos relevantes, ricos y válidos sobre el tema de estudio. Participaron representantes de 15 organizaciones de economía popular y solidaria, que agrupan a un total de 152 familias ubicadas en los departamentos de Nariño y Putumayo. Estas organizaciones conforman el piloto inicial para la creación del CES, como resultado de la Lectura Estratégica del Territorio (LET) desarrollada en la investigación, así como del diseño de la plataforma Enjambre, concebida como detonante para la articulación de organizaciones de economía popular y solidaria en torno al CES en Nariño.

 

Este subconjunto conforma el grupo motor del desarrollo del CES en el departamento y fue una pieza clave para la recolección de información de manera transparente, confiable y selectiva, según el juicio del investigador.

 

Fases de la investigación

 

Con respecto a las fases de la investigación, esta se inició con el desarrollo del primer objetivo específico, el cual consistió en fundamentar teóricamente los conceptos relacionados con los CES. Para ello, se aplicó el método de análisis, mediante una revisión teórica, conceptual, normativa y referencial. Esta etapa se basó en el uso de fuentes secundarias y en el análisis de variables cualitativas, lo que permitió construir un panorama claro y fundamentado del tema de estudio. Dicho conocimiento teórico sirvió como insumo para el desarrollo del trabajo de campo con las organizaciones priorizadas en la investigación.

 

Para el desarrollo del segundo objetivo específico, correspondiente a la realización de un diagnóstico del CES en Nariño, se empleó el método de investigación inductivo. Esta fase se llevó a cabo mediante un trabajo de campo con las distintas organizaciones participantes, aplicando herramientas como la observación, entrevistas semiestructuradas, talleres de campo, grupos focales y encuentros de discusión, entre otras. Las técnicas permitieron recolectar la información necesaria para la construcción tanto del diagnóstico como de la propuesta del CES. Asimismo, se utilizaron matrices analíticas como FODA, MEFE, MEFI y MAFE, explicadas por Arrieta et al. (2021), con el fin de identificar los factores de mayor relevancia y plantear líneas estratégicas que orienten el desarrollo del CES en Nariño.

 

Para el desarrollo del tercer objetivo específico, correspondiente a la formulación de una estrategia de comunicación digital que facilite el desarrollo de la plataforma del CES en Nariño, se empleó el método de investigación comparativo. Este enfoque permitió investigar, conocer y apropiar experiencias similares en diferentes contextos culturales, especialmente en regiones y países con trayectorias más consolidadas en la implementación de CES y en el uso de tecnologías sociales.

 

Por tal razón, se trabajó con variables cualitativas y fuentes de información mixtas. Inicialmente, se recurrió a fuentes secundarias provenientes del estudio de experiencias exitosas; sin embargo, esta información fue complementada con trabajo de campo, utilizando la entrevista semiestructurada como técnica principal. Esta se aplicó durante visitas a casos destacados de CES en otros territorios, con el fin de conocer sus estrategias de comunicación.

 

En particular, se llevó a cabo una gira por Ecuador, en la que se exploraron experiencias significativas como las del Gruppo Salinas, la Cooperativa SurSiendo y la campaña “¡Qué rico es comer sano y de nuestra tierra!”, experiencias que fueron vitales para la construcción de la estrategia de comunicación y marketing digital propuesta en esta investigación.

 

 

Resultados

 

Un elemento importante a destacar es que varios de los aspectos presentados a continuación fueron resultado de la orientación epistemológica adoptada en la investigación, la cual permitió una construcción colectiva con las organizaciones de economía popular y solidaria focalizadas. Este proceso de intercambio fue profundamente enriquecedor y esperanzador, y sus aportes y experiencias constituyeron un insumo clave para el desarrollo de propuestas, estrategias y líneas de acción para el CES en Nariño. Más aún, fueron fundamentales para la puesta en marcha de la plataforma propuesta para el CES, en coherencia con la metodología del conocimiento situado, profundizada por Haraway (1995).

 

El primer proceso desarrollado en la investigación fue lograr una lectura estratégica del territorio LET, como lo explica Chiarella (2005). Con esta herramienta se identifica el potencial que tiene la región para impulsar iniciativas, en este caso en particular, frente a la economía solidaria.

 

El departamento de Nariño es un territorio que conecta el mundo Andino, el Amazonas y la Costa Pacífica. Esta diversidad se refleja en una amplia biodiversidad y en un territorio pluricultural, con presencia de comunidades indígenas, negras y ROM, lo que genera un poblamiento diferencial del territorio con la mayoría de asentamientos establecidos en la región andina. De acuerdo con información del Departamento Nacional de Planeación (DNP, 2023), el departamento de Nariño tiene una extensión de 33.268 km², de los cuales la zona centro ocupa el 10,9 % (3.620 km²). Esta zona está conformada por 13 municipios: Ancuya, Buesaco, Chachagüí, Consacá, El Peñol, El Tambo, Funes, La Florida, Nariño, Pasto, Sandoná, Tangua y Yacuanquer.

 

Dentro de esta zona centro se identifica un territorio con alto potencial para establecer un Circuito de Economía Solidaria: la Circunvalar al Volcán Galeras, cuyo epicentro es la ciudad capital, San Juan de Pasto. Esta área, que cuenta con condiciones logísticas, de comunicación y presencia significativa de organizaciones de economía popular y solidaria, fue el escenario donde se desarrolló el trabajo de campo de esta investigación.

 

Ahora bien, es necesario comprender que las prácticas sociales han existido desde los inicios de la humanidad, manifestándose históricamente en formas como las comunidades de apoyo mutuo, el trueque y las jornadas de mano cambiada. Según Llanez y Sacristán (2021), estas son expresiones propias de las comunidades más vulnerables, que, de manera colectiva, buscan poner la vida y todo lo que la sostiene en el centro del análisis. De este modo, se vinculan personas, comunidades y organizaciones en la satisfacción de necesidades básicas y en la construcción de una economía más justa con la vida, que contribuya al desarrollo territorial.

 

El gran desafío surge en la necesidad de generar un espacio que permita conectar estas expresiones solidarias y ampliar el sector en el territorio. Como lo explican Villalba-Eguiluz y Pérez (2019), se requiere un espacio que facilite el intercambio justo de productos, el fortalecimiento de la soberanía alimentaria, la cooperación entre emprendimientos, el fortalecimiento de los vínculos entre productores y consumidores, así como la participación activa de mujeres y jóvenes. En definitiva, se busca avanzar hacia la consolidación del buen vivir en la sociedad, como lo expresa Zamagni (2013):

 

Una estrategia eficaz para la innovación social debe reconocer y hacer suya esta articulación de la sociedad porque solo de ella puede surgir la solución a los nuevos problemas del actual período de transición, es decir, se deben crear las condiciones para una economía de mercado pluralista, donde puedan actuar, de forma autónoma e independiente, además de las empresas lucrativas también entidades económicas que, sin perseguir ganancias, son igualmente capaces de generar valor añadido, y por lo tanto, riqueza. (p. 253)

 

Con estas precisiones y claridades, la investigación pudo abordar directamente a las organizaciones de base. Aunque desde el marco teórico y conceptual se evidenciaban potencialidades para impulsar una plataforma solidaria en Nariño, resultaba necesario realizar un proceso riguroso y responsable con dichas organizaciones, siguiendo la orientación epistemológica planteada, basada en el conocimiento situado.

 

Cabe resaltar que, al iniciar esta investigación, se contempló como población objeto de estudio a 5 organizaciones y 5 instituciones aliadas, identificadas a partir de la lectura estratégica del territorio. Estas organizaciones fueron mapeadas por su potencial para impulsar la conformación del CES en Nariño. Las organizaciones seleccionadas fueron: Asociación Biosurco (Circunvalar al Galeras), Ecotienda Colibrí (La Florida), Escuelas Campesinas Buen Vivir (Yacuanquer), La Tulpa (Pasto) y Manante (Ancuya). Asimismo, se consideraron aliados estratégicos de carácter más político, como la Minga Agroecológica al Sur (Pasto) y el Colectivo de Consumo Responsable (Pasto), así como instituciones de formación, entre ellas la Universidad de Nariño (Pasto), la Universidad CESMAG (Pasto) y la Fundación Suyusama (Pasto).

 

Sin embargo, durante el desarrollo de la investigación y la puesta en marcha de la plataforma digital propuesta, se logró visibilizar, impactar y articular otras iniciativas de economía solidaria y aliados institucionales presentes en el territorio, lo cual fortaleció significativamente el proceso. Estas organizaciones adicionales fueron: Asociación Agroambiental Corazón de María (Corregimiento de Gualmatán), Fundación Cuando el Género Suena a través de su proceso Marcatrueke (Pasto), Arawara (Pasto), Colectivo Plaza Verde (Pasto), Casa Amalur (Sibundoy – Putumayo), Thaskichiy Bienestar Holístico (Pasto), Tierra Bonita (Pasto), CasaHuerta (Pasto), A mokéfir (Pasto) y Bolsas Dalí (Pasto).

 

En total, con estas 15 organizaciones y 5 aliados institucionales se desarrolló todo el trabajo de campo, aplicando las herramientas metodológicas propuestas. Esto permitió elaborar el diagnóstico estratégico del CES en Nariño y plantear tanto una propuesta para la plataforma digital del CES como una ruta metodológica para su implementación inicial.

 

Propuesta de plataforma CES Enjambre

 

La propuesta se enfocó en establecer una plataforma colaborativa tanto física como digital que articule a las organizaciones de base, la academia y ONGs en la región centro-occidente del departamento Nariño, a través del desarrollo de una estrategia de comunicación y marketing digital para el impulso de iniciativas de producción, comercialización, formación, investigación, gestión e incidencia.

 

Desde esta perspectiva, el proceso se sustenta en fundamentos que buscan contribuir a la transición ecosocial del territorio, a través de la articulación de actores de la agroecología y la economía solidaria. Se promueve así la interconexión, la intercooperación y el interaprendizaje entre estos actores, fortaleciendo la dimensión política del consumo y la integración intercultural. Buscando con ello, constituirse en un actor político territorial, con una propuesta política e identidad alrededor de la economía solidaria.

 

Esta propuesta de plataforma comenzó con la implementación de pilotos de ecoferias regionales, espacios orientados a fortalecer la comercialización de productos agroecológicos, así como a fomentar la sensibilización y la pedagogía en torno al consumo responsable y solidario, promoviendo un cambio cultural hacia formas de vida más regenerativas. Estas ecoferias se constituyeron como el eje articulador entre las organizaciones de base, aliados institucionales y consumidores.

 

A partir de este espacio, se lograron impulsar tres actividades fundamentales entre las organizaciones: producir y ofrecer la mayor cantidad posible de productos y servicios demandados por el CES; consumir preferentemente los productos y servicios que ofertan las organizaciones del CES; y fomentar el surgimiento de nuevos emprendimientos e iniciativas que respondan a las necesidades identificadas dentro del CES.

 

El desarrollo de estos pilotos de ecoferias regionales está acompañado por una propuesta de ruta metodológica para el arranque del CES, la cual se enfoca en la realización de diversas actividades internas y externas organizadas en ocho (8) ejes de trabajo: generación de consciencia del CES; establecimiento de criterios y requisitos para las entidades; identificación y aglutinación de iniciativas; fortalecimiento de la cohesión y el sentimiento de pertenencia; gobernanza y articulación territorial; identificación y aglutinación del consumo; desarrollo de instrumentos para fortalecer el CES; y crecimiento e innovación.

 

De los ocho ejes de trabajo identificados, la investigación propone comenzar por la generación de consciencia del CES, a través de dos actividades fundamentales: la escuela permanente de formación popular en economía solidaria y la implementación de la estrategia de comunicación y marketing digital que permita la digitalización de la plataforma. Así, inicia un recorrido prometedor para aportar desde la tecnología a la conformación del CES en Nariño.

 

La estrategia de comunicación y marketing digital se elaboró a partir de dos procesos complementarios de trabajo de campo desarrollados en Nariño y Ecuador. En primer lugar, se realizó un estudio de experiencias exitosas en otros territorios; en segundo lugar, se llevó a cabo una construcción colectiva con las organizaciones de economía popular y solidaria presentes en el territorio. Gracias a este enfoque, la estrategia se propone y desarrolla basándose en tres factores clave para el aprovechamiento de las herramientas tecnológicas: la construcción colectiva de identidad social, la visibilización de procesos y la articulación de organizaciones, así como la generación de consciencia y pedagogía.

 

Construcción colectiva de identidad social para el CES

 

El proceso de construcción colectiva de identidad social supone un esfuerzo por repensarse como seres sociales, que implica el auto reconocimiento como miembros de un grupo o una comunidad, para este caso, el CES Enjambre. Como lo mencionan Tajfel y Turner (1979):

 

Cuando una organización pasa por un proceso de construcción de identidad social, genera un vínculo psicológico enfocado en que las personas son conscientes de que, por pertenecer a ese grupo, se le asigna un calificativo positivo o negativo y sienten cierto afecto derivado de la conciencia de pertenecer al grupo. (p. 2)

 

Por lo cual, se constituye no solo en un elemento fundamental para comunicar y posicionar a las organizaciones que trabajan en colectivo dentro del CES, sino, además, es un elemento clave para la cohesión, articulación y consistencia de este movimiento de economía solidaria (Mercado y Hernández, 2010).

 

El proceso tuvo una duración aproximada de un año, durante el cual se llevaron a cabo diversos encuentros para la creación de identidad con las organizaciones focalizadas en la investigación. Los encuentros fueron espacios potentes que generaron insumos relacionados con nombres, formas, colores, emociones, frases y otros elementos, los cuales fueron sometidos a un proceso de filtro y evaluación por un equipo interdisciplinario conformado por los aliados institucionales del CES.

 

Como resultado, se obtuvieron tres posibles nombres y logos, que posteriormente fueron evaluados mediante focus groups con especialistas en creación de identidad. Finalmente, se definió la identidad colectiva social bajo el nombre “Enjambre – Comunidad de Agroecología y Economía Solidaria” (ver Figura 1).

 

El término “Enjambre” va más allá de designar un “conjunto de organizaciones que, en movimiento conjunto, se dirigen hacia un lugar o una meta”. Tiene un significado más profundo al representar el comportamiento natural de los seres vivos que interactúan entre sí y con su entorno para alcanzar un objetivo común, siendo este el buen vivir y el bienestar de las comunidades.

 

Figura 1

Identidad Enjambre

Logotipo

Descripción generada automáticamente con confianza media

Nota. Fuente: Construcción Colectiva CES Nariño.

 

El logo surge de la combinación de dos elementos fundamentales. Por un lado, las personas, las comunidades y las organizaciones, representadas en la figura de una persona que levanta los brazos en señal de lucha y resistencia. Por otro lado, el medio ambiente, la vida, el ecosistema y la otredad, simbolizados en una semilla ubicada en el centro, desde donde nace todo y se despliega, expandiéndose mediante la suma de esfuerzos y la armonización de las relaciones entre todos los seres vivos.

 

Los colores del logo reflejan los principios del CES Enjambre. El naranja representa la economía solidaria, asociado con la alegría, el entusiasmo y la cercanía, valores que se alinean con los principios de la agroecología como el trabajo colaborativo, la reciprocidad, el consenso y la equidad. El verde está vinculado con la naturaleza y la salud, en sintonía con los principios agroecológicos que promueven la producción y comercialización de alimentos sanos y locales, a partir de prácticas agrícolas sostenibles que protegen los bienes comunes. Finalmente, el violeta, utilizado históricamente por el movimiento sufragista como símbolo de justicia y dignidad, es también una mezcla de azul, tradicionalmente asociado a lo masculino, y rosado, vinculado a lo femenino, simbolizando la unión de géneros.

 

Visibilización de los procesos y articulación de organizaciones

 

Una vez construida la identidad social colectiva, que constituyó el primer paso de la estrategia de comunicación y marketing digital del CES Enjambre, se abrió la posibilidad de propiciar un ambiente ideal para la interacción de tres tipos de relaciones fundamentales para el avance de la economía solidaria en Nariño: “Productor – Productor”, “Productor – Consumidor” y “Consumidor – Consumidor”. Estas nuevas formas de relacionarse fomentan la intercooperación y replantean el intercambio, basándose en principios y valores propios de la economía solidaria, tal como lo sostiene Zamagni (2007). Dichas relaciones, a su vez, comienzan a generar diversas actividades que fortalecen el proceso, como las compras cruzadas entre productores, el trueque, los acuerdos y compromisos de compra por parte de los consumidores, las compras colectivas entre grupos de consumidores, entre otras.

 

Todas estas formas de relación son posibles en la medida en que exista un entorno que visibilice los procesos, permitiendo, por un lado, reconocer las diversas expresiones de economía solidaria presentes en el territorio y, por otro, fomentar la articulación entre las organizaciones existentes y nuevas iniciativas. Este ambiente se fortalece con la creación de la plataforma digital bajo el dominio redenjambre.com, la cual despliega una estrategia orientada a la generación de conciencia y pedagogía en torno a la economía solidaria y la agroecología.

 

Esta estrategia se materializa en una campaña denominada: “Yo soy Enjambre, yo apoyo la agroecología, yo creo en la economía solidaria”, que incluye la producción de contenidos audiovisuales diseñados para ser difundidos a través de un ecosistema digital creado especialmente para este fin. Dicha campaña tiene como propósito persuadir, motivar la participación ciudadana, fortalecer la cohesión social y contribuir a la transformación de paradigmas, como lo plantea Ospina (2013). En ese sentido, se generan nuevas formas de relacionarse desde el consumo, el intercambio, la producción y la organización, teniendo como centro la vida y todo lo que la sostiene y quitándole peso e importancia al capital.

 

Todo el trabajo desarrollado con las organizaciones permitió generar un actor colectivo con un mensaje claro, que, apoyado en la comunicación y el marketing digital con enfoque social, causó un impacto significativo en el territorio. Devolvió la importancia a quienes realmente la tienen: las comunidades y sus organizaciones, que con su trabajo, esfuerzo y articulación mueven la vida, mueven la economía y mueven el territorio. Tal como lo plantea Coraggio (2011), son las personas, sus principios y apuestas de vida, sus luchas, sus territorios y todo el esfuerzo de muchas manos —que, para el sistema y su publicidad masiva tradicional, son invisibles— lo que realmente importa. Y eso, precisamente, es lo que se debe cambiar.

 

 

Aprendizajes y discusión

 

La investigación permite analizar cómo las estructuras económicas, sociales y políticas del sistema capitalista han contribuido a reducir la vida a su mínima expresión: el valor del dinero. Esto ha dado lugar a una carrera absurda, violenta y destructiva por la acumulación y el acaparamiento, imponiendo un concepto erróneo que profundiza las desigualdades sociales y oculta otras formas de hacer economía, como el trabajo informal, el trabajo campesino o la economía del cuidado —en su mayoría sostenida por mujeres—. Al mismo tiempo, relega lo más esencial al último lugar: la naturaleza, que queda reducida a un simple medio para alcanzar ese objetivo nocivo de acumulación de capital.

 

En el trabajo desarrollado, fue clave el aprendizaje obtenido de las organizaciones de base para comprender la economía desde una perspectiva colectiva, en la que el trabajo voluntario adquiere un valor central y el sentido de pertenencia a una comunidad o grupo define las formas de relacionamiento. Esta visión se construye a partir de un vínculo profundo con lo espiritual, lo natural y lo ancestral, tal como lo plantea el humanista chileno Manfred Max-Neef (1986), al proponer el respeto por esa conexión intrínseca con la vida y el reconocimiento del otro. Superar la visión antropocéntrica y androcéntrica —basada en una supuesta superioridad biológica— que ha legitimado por siglos la apropiación, acumulación, dominación y sometimiento violento de otros seres vivos y no vivos, incluidos otros seres humanos, permite romper con esa jerarquía impuesta de la identidad humana. Así, se abre paso a una cultura espiritual que valora la naturaleza y la vida en su plenitud, colocándolas en el centro, como el primer peldaño de la pirámide. Este cambio de enfoque transforma las formas de relación con la otredad —ya sea otro ser humano, ser vivo, ser no vivo o cualquier parte del planeta—, promoviendo el cuidado mutuo, el autocuidado, el reconocimiento de derechos y la construcción de una auténtica justicia ambiental.

 

Todo este recorrido investigativo, basado en la intercooperación y el interaprendizaje con las organizaciones, parte de una experiencia vivencial y concluye que la hipótesis planteada es no solo válida, sino urgente en el contexto actual. La incorporación de la tecnología permitió desarrollar un proceso integrador que contribuye a la transición ecosocial del territorio, demostrando que su aplicación en dinámicas sociales puede motivar, fortalecer raíces y movilizar a las organizaciones. Saber que su participación y lucha están generando un impacto a mayor escala brinda un panorama alentador y esperanzador para el futuro cercano.

 

 

Conclusiones y recomendaciones

 

El desarrollo de la plataforma, junto con su estrategia de comunicación y marketing digital, permitió evidenciar el impacto positivo de la tecnología en la conformación del CES en Nariño. Esta herramienta potenció la articulación de nuevas organizaciones al proceso, así como la vinculación de aliados institucionales durante el tiempo que duró la investigación. En conjunto, estos esfuerzos fortalecieron la apuesta del CES Enjambre, posicionándose como un elemento clave para el reconocimiento y consolidación de esta alternativa de economía solidaria en el departamento de Nariño.

 

Un factor clave en el desarrollo de esta investigación fue, sin duda, la construcción colectiva, fundamentada en la apropiación conceptual de autores como Vesga (2018) y Tajfel y Turner (1979). A partir de constantes y profundas interacciones con las organizaciones involucradas, se logró una construcción conjunta desde lo cognitivo, lo evaluativo y lo afectivo. Esta apuesta no solo fortaleció la identidad colectiva social y su campaña, sino que también dio forma a toda una ruta metodológica y a una estrategia de comunicación y marketing digital a favor de la vida.

 

La diversificación y complejización de estos estudios con enfoque social contribuyen al desarrollo de la ciencia y el conocimiento, siempre que se generen nuevas investigaciones que permitan confirmar, de forma reiterada, la hipótesis planteada. Esto fortalecerá la confiabilidad y la urgencia del llamado a que la tecnología aporte, en mayor escala, a la consolidación de los procesos sociales en los territorios, procesos que tienen el potencial de devolverle la vida tanto al planeta como a las personas.

 

El proceso de construcción colectiva de la identidad social del CES Enjambre no concluye aquí; por el contrario, este es apenas el inicio de una etapa de consolidación que debe adaptarse para que las organizaciones que lo integran se identifiquen plenamente con él. Es fundamental trabajar para que profundicen, desde lo cognitivo, evaluativo y afectivo, en el significado simbólico, cultural y social de pertenecer a Enjambre. Como señala Vesga (2018), es necesario que este sentido de pertenencia sea interiorizado y espiritualizado, en estrecha relación con el contexto social y con las acciones colectivas que, como Enjambre, puedan liderarse y posicionarse en la región en el futuro.

 

 

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[1] Artículo derivado del proyecto de investigación titulado “El aporte de la tecnología a la conformación de un circuito económico solidario en Nariño”, presentado como tesis de grado para optar al título de magíster en Gerencia de Mercadeo Digital.

[2] Magíster en Gerencia de Mercadeo Digital, Fundación Universitaria del Área Andina. Coordinador Eje de Economías Transformadoras, Fundación Suyusama. ORCID: https://orcid.org/0009-0006-7617-5757. E-mail: davidenriquezmo@gmail.com. San Juan de Pasto, Colombia.