Configuraciones subjetivas e ideales[1]
Antonio Sánchez Antillón[2]
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores (ITESO)
E-mail: antonios@iteso.mx
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Sanchez, A. (2021). Configuraciones subjetivas e ideales. Revista Investigium IRE: Ciencias Sociales y Humanas, XII(2), 22-38. doi:https://doi.org/10.15658/10.15658/INVESTIGIUMIRE.221202.06
Recibido: 30 de abril de 2021/ Revisado: 13 de noviembre de 2021/ Aceptado: 13 de diciembre de 2021
Resumen: El objetivo de este artículo es analizar las narrativas de miembros de colectivos para comprender cómo las prácticas del saber dependen de ideales que reconfiguran sus formas del ser. Se problematiza: configuración subjetiva e ideales. El método de análisis es la teoría del relato. Los resultados destacan tres momentos narrativos: el antes biográfico de vivencias de abandono y abuso; el después, que implica el ingreso a la universidad y con ello la adquisición de nuevos ideales y prácticas actuales reivindicativas. Se muestra en las secuencias: aprendizajes de resistencia, revelación y transformación de sí mismo. Se discute cómo los ideales y la configuración subjetiva del antes está implicado en la praxis actual en procesos de reparación del sí mismo perdido en la imagen masculina.
Palabras claves: ideales, semiótica, subjetividad.
Subjective configurations and ideals
Abstract: The aim of this article is to analyze the narratives of members of collectives in order to understand how knowledge practices depend on ideals that reconfigure their ways of being. It is problematized in: subjective configuration and ideals. The method of analysis is story theory. The results highlight three narrative moments: the biographical before of the experiences of abandonment and abuse; the after, which involves entering university and with it the acquisition of new ideals and current claiming practices. It is shown in the sequences: learnings of resistance, revelation, and self-transformation. It is discussed how the ideals and the subjective configuration of the before is implicit in the current practice in the processes of repairing the lost self in the masculine image.
Keywords: ideals, semiotics, subjectivity.
Configurações subjetivas e ideais
Resumo: O objetivo deste artigo é analisar as narrativas dos membros de coletivos a fim de entender como as práticas de conhecimento dependem de ideais que reconfiguram seus modos de ser. Se problematiza em: configuração subjetiva e ideais. O método de análise é a teoria do relato. Os resultados destacam três momentos narrativos: o antes biográfico das experiências de abandono e abuso; o depois, que envolve a entrada na universidade e com ela a aquisição de novos ideais e práticas reivindicativas atuais. É mostrado nas sequências: aprendizados de resistência, revelação e autotransformação. Discute-se como os ideais e a configuração subjetiva do antes está implícita na prática atual nos processos de reparo do si mesmo perdido na imagem masculina.
Palavras-chave: ideais, semiótica, subjetividade.
Introducción
La vida de la modernidad es la circunstancia histórica donde emergen nuevos modos de agrupación de adolescentes; las carreras profesionales alargaron el período de convivencia entre pares, gestándose así, fenómenos grupales que buscan identificarse en ideales comunes sea en las escuelas, los barrios, las fábricas o las empresas. Las bandas de pares o tribus urbanas, como se les ha denominado desde finales de los 90, llamaron la atención de los investigadores quienes se abocaron a estudiarlas (Lafont, 1987; Maffesoli, 2004).
La realidad de finales del siglo XX y lo que va de este siglo, ha superado las categorías cerradas sobre lo que se asumía como lo propio de ser adolescente joven, hombre, mujer. Las tribus urbanas han superado las categorías de los estudiosos y hoy presenciamos una polifonía de formas del ser humano (Monroy et al. 2019). Esto ha llevado a procesos de retroalimentación entre el fenómeno social que se despliega y la actualización de las categorías propuestas por los teóricos.
En este proceso de desubstanciar los términos psicológicos, el concepto de subjetividades ha venido siendo una salida para pensar los mismos problemas resignificándolos. Por ese camino están las propuestas teóricas de Foucault (1992, 1996) y las investigaciones recientes de González-Rey y Mitjáns (2016).
La mirada de Foucault (1996) es distinta cuando problematiza las tecnologías de poder que cuando lo hace desde las tecnologías del yo. En las primeras trata de descifrar las estrategias que determinan las conductas de los individuos o los someten a lógicas de poder o dominación mediante una objetivación del sujeto. En las segundas trata de entender cómo por cuenta propia los individuos ejercitan ciertas prácticas sobre su cuerpo, alma, pensamiento, conducta o cualquier forma de ser, en miras de adquirir una transformación de sí mismos con la inquietud de alcanzar cierta felicidad, pureza, sabiduría, inmortalidad, etcétera. Cuando aborda esta perspectiva, en el segundo tomo de la Historia de la Sexualidad, precisa la moral como: “…un conjunto de valores y reglas de acción que se proponen a los individuos y a los grupos por medio de aparatos prescriptivos diversos, como la familia las instituciones educativas, las iglesias…” (Foucault, 1992, p.26). Pero también entiende por ella, las conductas, acciones y disciplinas a las que se somete el individuo a sí mismo, para obedecer los valores, reglas o prescripciones. Bajo estas dos coordenadas es que estudia el uso de los placeres en la Grecia clásica y los textos cristianos, esto último sobre todo expuesto en su texto póstumo. Por lo dicho anteriormente, se sostiene aquí que la moral y la ética es el campo de estudio donde se despliegan las tecnologías del yo.
Por su parte Magalhaes y González-Rey (2020), critican el lenguaje patologizante de la psicología y proponen pensar la configuración subjetiva no desde esos aprioris taxonómicos sino como un producto de los desdoblamientos singulares que ocurren en un transcurso de la experiencia de las personas. Desde este concepto se asume que, en el proceso de la experiencia vivida se despliega una organización subjetiva compleja y aunque en situaciones de trastorno es más difícil, la expresión del ser no sólo depende del individuo, sino que también de los espacios y contextos socio culturales que posibilitan o no subjetividades diferentes.
El papel de los ideales sociales es otro concepto a tener en cuenta en los procesos de configuración subjetiva y los procesos culturales de desarrollo. Harari (2019), sostiene que el orden imaginado ha tenido una función muy importante en la historia de la humanidad en tanto que unifica voluntades de los grupos para lograr sus metas. Es decir, no sólo las necesidades de alimentación y territorio o la defensa del medio ambiente natural han sido la madre de los inventos humanos. El orden imaginario para su funcionamiento se finca en una denegación, o como dirían otros autores, el silencio de complicidad de la membresía de grupo sobre el estatuto del juego. Este orden imaginado implica un conjunto de significantes que impulsan a unir esfuerzos en miras de alcanzar o defender ciertas metas. La condición de la realidad humana es que el lenguaje es pre-existente, por lo que moldea los deseos desde antes del nacimiento y nos preside en las búsquedas por las encomiendas dadas de manera explícita o implícita. Se podría decir que este orden imaginado se da en la mixtura entre lo interno y lo externo, lo subjetivo y lo intersubjetivo. Harari (2019) al exponer estas ideas no cita autores, sin embargo, es indudable que en lo que desarrolla hay un eco teórico de estudiosos como Castoriadis (2007), en su Imaginario Social o los desarrollos que hace el psicoanálisis lacaniano sobre los registros imaginario y simbólico.
Como refiere Sánchez, (2021) desde la teorización freudiana este orden imaginado puede ser pensado como un proceso identificatorio que se construye inicialmente en la relación dual niño-tutor, en donde por el uso de la lengua, las interacciones eficaces y no eficaces constituyen el primer modo de comunicación humana. Interrelación en la cual intervienen cuerpos que se erogenizan, gracias a estos intercambios se gestan las distintas fuentes de sentido. La satisfacción originaria de ese cuerpo deviene del otro y es la fuente de las siguientes experiencias de placer y displacer, es decir, se volverá fuente de toda moralización posterior (Sánchez, 2021). La hipótesis Freudiana es que, después de desarrollar los sentimientos morales básicos, el niño vía identificación con la omnipotencia atribuida a los padres, se supondrá con ese mismo valor el cual le da cierto sentimiento de grandiosidad al yo. Con posterioridad, el niño dejará caer esa imagen omnipotente atribuida a los padres, padeciendo con ello cierta decepción y pérdida de sentimiento de sí. Buscará entonces un alguien o algo social con qué identificarse, un ideal, a quien le atribuirá ese sentimiento de omnipotencia perdido. El reconocimiento de otros que, como él, confluyen en aspiraciones, gesta el sentido de comunidad al que se abre el sujeto en sus experiencias de socialización (Plut, 2000).
Actualmente los estudios de género retan de nuevo el saber establecido tanto de la Psicología Evolutiva como de la Psiquiatría y de otras disciplinas que sostenían un modelo del ser hombre o ser mujer. Hay un polo de tensión en las discusiones teóricas sobre el concepto de la identidad, por un lado, quienes suponen que estas tienen ciertas determinaciones genéticas o estabilidad en los papeles y quienes proponen otras diferencias a tener en cuenta tales como sexo, género, preferencia sexual, etcétera Detrás de estas distinciones hay una discusión más primaria que tiene que ver con el concepto de sujeto y la propuesta sobre los procesos de subjetivación. Por ejemplo, García y Serrano (2004) proponen la relevancia que tienen las categorías de género y juventud en los procesos de subjetivación. Para estos autores la subjetividad no son componentes o agregados sino “…mecanismos que operan de un modo determinado, produciendo, reproduciendo y transformando sujetos; el género y la juventud serían algunas de esas operaciones mediante las cuales las sociedades modernas y contemporáneas forman sujetos” (p.196). Recurriendo a la estrategia heurística eligen un proceso no de predefinición de variables, sino de exploración abierta de los conceptos, permitiéndose con ello asimilar las diferencias de los fenómenos buscados; usando metáforas que puedan tocar esos espacios aparentemente vacíos de conocimiento. Por lo que entenderán juventud como un referente temporal en el que se mueve la subjetividad, y por género, relaciones sociales en donde la construcción del cuerpo es culturalmente comprensible. Y proponen, inteligir el cuerpo … “como el territorio donde se materializa la subjetividad, materialización en la cual los cuerpos operan a la vez como objetos de control y disciplina y como agentes mediante los cuales realizamos lo que somos o queremos ser” (García y Serrano, 2004, p. 197). El supuesto epistemológico es que el género y la juventud son construcciones con un cuerpo en el tiempo.
La posición de García y Serrano (2004), es confluyente con el concepto de configuración subjetiva esbozado anteriormente en Magalhaes y González-Rey (2020), en tanto que estudian el fenómeno de la juventud, el género, el individuo “con trastorno” o las juventudes no como categorías substanciales sino como cristalizaciones subjetivas que se dan en cierto contexto cultural.
No se está diciendo con ello que la palabra subjetividad como concepto en Foucault (1992;1996), Magalhaes y González-Rey (2020) o García y Serrano (2004) son lo mismo, sino que coinciden en la perspectiva epistemológica. Es decir, usan las categorías de manera abierta, por lo que sus estudios buscan evidenciar esas cristalizaciones de los modos de ser (subjetividades) que en contexto se configuran de cierta manera en interjuego con los diversos discursos que giran socialmente bajo ciertos dispositivos.
En concordancia con esta mirada, el interés del presente artículo es analizar los fenómenos juveniles en miras de comprender los distintos matices de su expresión; las configuraciones subjetivas (Rubio y San Martín, 2012). En este mundo pluricultural, como refiere Maffesoli (2004), (citado en Castaño, 2011), donde la política se potencia en un entramado de posibilidades donde la estética del encuentro sostiene el compromiso ético con el colectivo.
A modo de contextualización de la presente investigación, a continuación, se desarrolla brevemente algunas problemáticas que enfrentan las juventudes en México y más específicamente en el Estado de Jalisco, en miras de precisar las situaciones conflictivas tales como: inmigración interna, externa y los subsecuentes problemas devenidos de esa condición como la inculturación.
La Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), en México, es una ciudad que oferta muchos servicios educativos y fuentes de contratación laboral. Por lo que jóvenes de municipios vecinos han inmigrado a ella. De acuerdo al informe sobre los Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México del 2015, en la ZMG han nacido alrededor de 47 mil indígenas, y el 90 % reside aquí.
Jalisco es un corredor para el tránsito de inmigrantes de los países del sur, en el año 2016, fueron 6263, en 2017, 5182 y en 2020 se calcula una cifra similar. De acuerdo al estudio realizado por Viramontes et. al. (2018), para el periodo de 2011 al 2017 los años de mayor presencia femenina fueron en 2013 y 2014 con 4.8 mujeres por cada 100 varones y de 5.1 mujeres por cada 100 varones respectivamente, datos obtenidos gracias a FM4 Paso Libre. En cuanto al tránsito de menores de edad por la Zona Metropolitana de Guadalajara, el año con el mayor número de registros de menores fue el 2016, con 326 menores en tránsito por Guadalajara, 291 de ellos adolescentes entre los 13 a 17 años.
Además del fenómeno de inmigración los y las jóvenes se enfrentan a una violencia generalizada de la sociedad mexicana, desencadenándose una fractura en el núcleo familiar, por causas de abuso sexual o físico en contra de hombres y mujeres al interior de sus casas. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de cada 100 mujeres de 15 años, 66 han experimentado al menos un acto de violencia, emocional, física, sexual, económica, patrimonial o de discriminación laboral, la cual fue ejercida por diferentes agresores de acuerdo al contexto familia o laboral (González-Dávila, 2020). Esto es, 30.7 millones de mujeres en México han sido sujetas a tratos violentos y discriminatorios al menos una vez en su vida. Las defunciones por homicidio de mujeres menores de 30 años en 2018 fueron del 42.9%, mientras que entre los hombres es de 37.0% de las mismas edades. Es decir, las mujeres jóvenes son las más expuestas a la violencia extrema, incluso más que entre los hombres de esas edades (González-Dávila, 2020).
El número de mujeres asesinadas durante 2018 es el más alto registrado en los últimos 29 años -1990 a 2018- por encima de los registrados en 2009 (1,925), que representa el año en que se rompió el umbral de los 1,623 registrados en 1992 que fue el más alto del periodo de 1990 a 2008. En el 2018 se registraron 35 mil 964 homicidios en México -29 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional-, tasa que es superior a la registrada en 2017, que fue de 26 homicidios por cada 100 mil habitantes; se presentó un aumento en la tasa de homicidios de hombres y mujeres en 15 entidades del país, entre esos Estados destaca Jalisco.
Debido a la ineficacia del gobierno mexicano de impartir justicia, además de las muertes se tiene el problema de la desaparición forzada. Por lo que, más de 60 colectivos de familiares se conjuntan en el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, cuya meta es la búsqueda de 40 mil personas desaparecidas. En conjunto con la Comisión Nacional en Derechos Humanos (CNDH) gestionaron frente a las cámaras la elaboración y publicación de la ley general en materia de desaparición forzada.
La violencia también tiene un tinte particular en los crímenes de odio por la diferencia de género u orientación sexual (Celorio, 2017). El Informe de violencia impunidad y género, enuncia que ha habido 381 personas transexuales y 158 homosexuales asesinados en México (Brito et al. 2018). Y de acuerdo al informe del Observatorio Nacional LGBTIQ+, hasta el primer semestre del 2020 tenían registrados 209 asesinatos a nivel nacional, 10 de los casos en el Estado de Jalisco (Arteta, 2020).
Los valores de respeto a la diversidad pretendidos en las sociedades democráticas modernas quedan en entre dicho dadas las cifras enunciadas. De frente a este contexto de violencia la sociedad civil ha buscado organizarse en diversos colectivos de indígenas, veganos, mujeres contra la violencia, comunidades LGBT, etc. De ahí la pertinencia de esta investigación, ya que analizar el trayecto de vida de jóvenes activistas es recuperar el potencial de transformación que tiene en sí mismo la actividad colectiva reivindicativa. Por ello, el objetivo de este escrito es analizar las narrativas biográficas de personas que participan en colectivos que defienden la libre expresión de la orientación sexual y posición de género en miras de precisar y comprender cómo los ideales y ciertas prácticas de sí con otros transforman sus modos de ser reconfigurando su subjetividad.
Metodología
Sujetos
De las diversas entrevistas realizadas a los jóvenes activistas se obtuvieron un total de 15 entrevistas por cada uno de los colectivos. Dado que los métodos que se utilizaron en el grupo de investigación son de corte cualitativo el criterio de selección de la muestra fue por grupo de enfoque (Hernández et al.,2006). El análisis que se hace en este escrito se considera textual, ya que, aunque se tienen objetos empíricos en entrevista estos quedan como referencia. El hablante es más que los relatos analizados[3]. Esta metodología se inscribe en el análisis del discurso desde la narratología, sostenidos epistemológicamente en el estructuralismo francés (Herman, 2005).
En este escrito se mostrará el análisis narrativo de seis activistas que participan en colectivos transgénero y feministas. Las características comunes de las entrevistadas son edades entre 21 y 39 años, quienes pertenecen a un colectivo activista y cumplen con una función importante al interior de su grupo.
La recolección de la información se realizó mediante dos entrevistas semiestructuradas a cada entrevistado(a), con duración de hora y media cada una. La primera focalizada en la historia de origen y la segunda en la de su militancia. Las preguntas guías giraron alrededor de las siguientes temáticas: sus antecedentes biográficos u origen, estudios, relación familiar, su inicio en el colectivo, su permanencia y expectativas sobre él mismo. También se pidió narrar las experiencias consideradas tanto positivas como negativas en su militancia en el colectivo.
Consideraciones éticas
Antes de iniciada la sesión de preguntas se les explicó el propósito de la investigación, así como las condiciones de grabación y transcripción del material. Se les dispuso una carta de consentimiento informado donde se especifica el sentido de las entrevistas, así como el uso de la información en el proyecto de investigación. Estas cartas fueron firmadas por cada uno de los entrevistados y están en resguardo del coordinador del proyecto. En el material transcrito se omiten nombres propios para proteger la identidad de los entrevistados. Se les pidió al final de la entrevista su consideración para censurar cualquier información que consideraran potencialmente comprometedora sobre su persona o colectivo.
Procesamiento de la información
El proceso de análisis semiótico desde la narratología y la teoría del relato aplicado a investigaciones empíricas, implica tres momentos que entran en interjuego en el análisis del texto: el descriptivo, el explicativo (semiótica de superficie), el comprensivo (semiótica profunda)[4].
El análisis descriptivo implica el proceso de fragmentación y reconstrucción de las narrativas (Maldavsky, 2004)[5], como la calificación de las transformaciones siguiendo las indicaciones descriptivas hechas en la narratología en Ducrot y Todorov (1985). De acuerdo a estos autores se asume que la proposición se articula gracias a un sujeto y un predicado, para después derivar la relación entre sujeto y adjetivo. Los tipos de transformaciones pueden ser simples o complejas, las primeras son especificaciones donde se determina que un sujeto “X” opera sobre un algo. Las complejas se identifican por un segundo predicado insertado en el primero el cual es afectado. El ejercicio de calificación de los relatos y transformaciones hace que el análisis del texto quede explicado, cumpliéndose así la segunda fase. Para mejor comprensión de este segundo momento explicativo se sintetiza y ejemplifica a continuación las transformaciones.
Hay seis transformaciones simples que son: de modo, de intención, de resultado, de manera, de aspecto, de estatus. Y hay seis complejas: de apariencia, de conocimiento, de descripción, de suposición, de subjetivación y de actitud. Ducrot y Todorov (1985, p. 331), dan indicadores claros para identificar descriptivamente cada una de ellas; por ejemplo, en las escenas analizadas hay momentos en que aparecen transformaciones complejas de apariencia, donde el entrevistado X finge tener cierta preferencia sexual ocultando su deseo. Cuando cambia el contexto social, en la universidad, al escuchar a los docentes, aparecen transformaciones complejas que se concatenan en la historia: dada la transformación de conocimiento, la transformación de apariencia cambia por una de modo, es decir, lo que parece imposible se vuelve posible. Cuando la entrevistada se reasume bajo una nueva posición deseante en lo narrado lo hace vía una transformación de estatus: bisexual. Si además por la experiencia vivida se adscribe a esta nueva identidad, inferimos una transformación de subjetivación. Las transformaciones de modo se enmarcan en el campo de sentido entre posibilidad o imposibilidad y se infieren en base al uso de verbos como ser, estar, tener; no-ser, no tener, no poder. En el estudio realizado detectamos que, cuando los relatos son referidos a atributos o espacialidades, aparecen juicios de atribución (adjetivos, adverbios) sobre sí mismo u otros en escenas de actitud, modo, estatus o subjetivas.
El tercer momento (semiótica profunda) articula el análisis explicativo con el comprensivo. Para ello se tomó de la teoría del relato algunos de los conceptos expuestos por Barthes (1970) y Greimas y Courtes (1982): tipo de secuencias y actantes[6]. Se detecta la unidad discursiva del relato la cual tiene tres componentes: el figurativo, las transformaciones evidenciadas en las acciones de un verbo de estado a uno de acción, y el reconocimiento de un yo que narra en presente lo vivido en el pasado.
Se entiende desde estos autores que el texto es un referente representado bajo cierta temporalidad. La unidad superior del relato es la secuencia la cual tiene al menos tres proposiciones. En esas secuencias suelen aparecer agentes, atributos y acciones.
La operativización que se hizo de estos conceptos en la presente investigación es la siguiente: se identificaron dos tipos de relatos los de acción y otros que están referidos a procesos de pensamiento. Los de acción describen hechos vividos articulados en tres proposiciones o más, que concatenadas generan un campo de sentido (isotopía), y que están articulados mediante un movimiento verbal de estado a uno de acción. Esto implica que los relatos dentro de la secuencia tienen un antes y un después que se reconstruye de manera lógica por el investigador para comprender el sentido diacrónico de la historia (aquí está la temporalidad representada). Mientras que los relatos como procesos de pensamiento se identifican como intelecciones que hace la voz narradora entre un campo de sentido comprendido o juicio realizado sobre sí o sobre los otros o las cosas, en donde el campo desiderativo del relato apunta a una re-comprensión o re-significación sobre lo vivido o pensado sobre sí o sobre los otros.
Después de tener reconstruidas las historias narradas en secuencias completas, se destaca en ellas el papel de los distintos actores dentro de los relatos; sus atributos adverbios o acciones dadas por el relator. Así pues, al precisar el tipo de secuencia narrada, las acciones de transformación y los atributos de actantes se infiere la visión del narrador.
Esta metodología es articulable con el concepto de configuración de las subjetividades en tanto que quien narra no es un Yo substancial sino dinámico, cambiante, diferente. La visión del narrador está condicionada por un contexto y una vivencia singular (sintagmática) que al ser contada se recrea con cierta inquietud de protagonismo narrativo.
La cristalización subjetiva decíamos se da en la iteración de los modos de ser que bajo ciertas circunstancias toman tal o cual configuración en sus prácticas y en sus decires. La innovación de este estudio es que gracias a la consistencia e inconsistencia narrada se precisan esas cristalizaciones en escenas y transformaciones, así como en los tipos de actores, en sus atributos y sus acciones. Clarificada la posición que toma el relator respecto a los otros actores dentro el relato -sus acciones y atributos- es que se infiere la visión narrativa. Articulando estos dos campos uno teórico y otro metodológico se asume en este escrito que el concepto de subjetividad y la visión del narrador apuestan por un yo no substancial ni estable, sino como un actante que se hace al narrar y al encontrarse en lo narrado actualiza su propia identidad narrativa, es decir, emerge cierta configuración subjetiva.
Resultados
A continuación, se presenta el análisis textual de los relatos para después exponer las inferencias teóricas sobre este material, las cuales se discuten al final del artículo.
Al analizar los datos se discriminó dos tipos de individuos quienes se declaran hombre trans y las mujeres cisgénero.
Con la intención de dar contexto a cada historia, se presentará primero una sinopsis por persona. En ella se concentran los relatos de origen, profesión, relación con los padres, así como algunas acciones dentro del colectivo y la enunciación de algunos personajes relevados por la voz narradora. Después se presenta la narración macro de los hombres trans y lo mismo se hace con las mujeres cisgénero.
A modo de tener un identificador de cada entrevistado, se opta por enumerar a cada entrevistado como persona uno, P1; persona dos, P2, y así sucesivamente. Los entrevistados PI, P2, y P3 son los auto declarados hombres trans y P4, P5 y P6, mujeres cisgénero.
Sinopsis por entrevistado
P1.- Persona de 21 años de un Estado del Norte de la República, radicada en Guadalajara desde hace cuatro años. Se autodenominado hombre trans, no binario. Con estudios profesionales en Psicología. La relación con su madre es muy buena, le ha apoyado en todo su proceso, así como en salir de su ciudad natal. Con su padre la relación es lejana, casi nula, no sabe sobre su posición sexual declarada. Conoce inicialmente el movimiento feminista de manera azarosa cuando estando por el centro se integró a una manifestación. Inicia conociendo a una persona no binaria que le contestó todas sus preguntas y le ayudó a documentarse, después estuvo en terapia y junto con sus estudios pudo identificar su disforia y pensar en la posibilidad de transitar. Decidió iniciar su transición y documentarla. En la escuela conoce al director de un colectivo trans que le invita a participar con ellos. Realizaron un documental sobre una activista internacional e iniciaron videos en Youtube para impulsar al colectivo, además de otros videos sobre cómo vivir Trans en una sociedad machista y en instituciones de salud pública. También ha escrito sobre los efectos de usar hormonas y los efectos negativos como positivos. Refiere que realiza estas actividades porque espera que su testimonio ayude y oriente a otros en su condición. Las personas modelos que refiere y que le han otorgado ayuda son su mamá, su mejor amigo y las distintas líderes trans y feministas que ha conocido en el camino. También personajes trans que se dedican a subir contenidos en YouTube y autores de libros como Judith Butler. No ha vivido discriminación o maltrato directo por su condición, sabe que al exponerse queda vulnerable, pero lo hace para ayudar a otras que estén en su misma búsqueda.
P2.- Persona de treinta y nueve años hombre trans. Nació en un poblado de Jalisco y por su condición decidió migrar a la Zona Metropolitana. Estudió dos licenciaturas. La relación con su madre es cercana y siempre de apoyo, actualmente ella participa como activista también en una organización de familias por la diversidad. Inicia su transición a los treinta y dos años, antes de conocer esta alternativa sólo se consideraba lesbiana. Al buscar orientación y no encontrar mucha información o referencias de apoyo, finalmente llegó a un grupo de familias por la diversidad. Después de tener la información y las claridades necesarias se autodenomina hombre trans. Su participación en colectivos inicia cuando personas foráneas le buscaron para ser apoyados en sus procesos de transformación. Actualmente preside la Asociación Civil (AC) y recibe recursos económicos para la institución. Son tres los miembros de la agrupación y se dividen las tareas administrativas, de apoyo, de promoción y vinculación. La meta del grupo es proporcionar un espacio seguro e información para que puedan tomar sus decisiones las personas que quieran transitar de sexo.
P3.- Persona de veintiún años, tiene un hermano mayor y una menor. Se declara como hombre Trans. Estudios de licenciatura en Psicología. Desde niña prefería jugar con los juguetes de su hermano y con él, la hacía feliz. Su mamá se inconformaba. Al principio pensó que su papá era más abierto, porque le permitía jugar con cosas de niño, supone que en realidad no decía nada porque le daba igual, es decir mostraba indiferencia. A los veinte años se declara con un nuevo nombre de varón y sale de su casa cuando inicia su proceso hormonal, por respeto a sus padres, no quería verlos sufrir al ver su transición. Desde adolescente se declaraba bisexual y se imaginaba ayudando a las organizaciones LGBT. A raíz de declararse hombre trans, inicia su activismo. Primero en una colectica tomando e impartiendo talleres sobre diversidad, gracias a una financiación con apoyo extranjero. Descubre que hay otras organizaciones trans que se dedican más a la orientación psicológica y de apoyo endocrinológico y que en otras organizaciones LGB, lo trans tampoco es tan fácil de asumir. En su colectivo defienden todas las causas de LGBT. Los resultados de le encuesta de discriminación en México le impulsa a seguir actuando en contra de eso. La presidenta de su colectiva como su psicóloga han sido fundamentales para atravesar el proceso, a pesar de que en su familia nuclear no la apoyan, aunque en la familia extensa hay algunos que sí lo aceptan. Trabaja con su colectivo para que no otros no sufran, para facilitarles el camino. El activismo de su colectiva y de otras se centra en promover la iniciativa de ley de identidad de género para que se haga ley en Jalisco.
Macro narrativa hombres trans
Estos tres entrevistados comparten características comunes: se declaran hombres trans y participan en organizaciones en defensa y derecho de los procesos de transición. Como ya se ha dicho, la narrativa consta de tres secuencias que permiten comprender la historia. En el antes, está la parte biográfica familiar, en el después, la iniciativa que realizan para modificar esa situación dada y el momento actual como una nueva forma de situarse en el mundo y que se contrapone a la escena primera.
En la secuencia del antes, las madres aparecen como modelos de trabajo, apoyo, acompañamiento. Y a los padres se les atribuyen acciones de ausencia, distancia física y emocional o de indiferencia. Estos tres entrevistados en sus relatos, exponen sentirse diferentes desde que eran niños y expresan que no sabían con precisión cómo llamar a esa forma de sentir sexual, la primera auto nominación que se hicieron fue lesbiana o bisexual, y es con ello que emprendieron su búsqueda en el autoexilio. Los tres migran a Guadalajara en búsqueda de hacer un proceso de transición librando de algún modo el señalamiento social de los pueblos o ciudades donde nacieron.
En la secuencia del después, ingresan a la universidad ya establecidos en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG). Siendo jóvenes y conociendo las teorías de género y la diversidad de las expresiones, cambian la denominación a hombre trans. El despertar a esta nueva nominación se da gracias a la información obtenida en videos o libros; testimonios de hombres en transición. La mayor dificultad que enfrentaron fue declararse en esa transición porque implica varios procesos: psicológicos, corporales, químicos, sociales y de tramitación legal. En los tres casos las espacialidades de la escuela y de las organizaciones fueron fundamentales en su proceso de develamiento. Ahí encontraron personajes que los instruyeron y aclararon las diferencia entre orientación, identidad y expresión sexual; maestros y militantes de colectivos que sirvieron de modelos en su proceso de transición. Esta narrativa de su búsqueda es eufórica, es decir, logran encontrar de manera exitosa aquello que los había lanzado a migrar de sus ciudades de origen.
La secuencia sobre el momento actual inicia con su militancia. Es decir, su participación en las colectivas como activistas o líderes implica emular a quienes fueron sus modelos en la universidad, ofrecen información, consejería, apoyo legal a quienes andan en la búsqueda identitaria; apoyan en la resolución de revelación por la que ellas pasaron. Es importante advertir que en la primera y segunda secuencia un actor hostil, fue la falta de información o gente trans que no quiso compartir con ellos información. Y en esta tercera secuencia, las voces narradoras aparecen en su militancia como agentes de información; ofrecen accesibilidad a aquello que les costó tanto descubrir, ya que como dicen en sus relatos la inquietud de su militancia es dar apoyo para “ahorrarles el sufrimiento” (P1, P2, P3). El P3, además expresa su deseo de apoyo no sólo a personas trans sino a cualquiera que lo necesite bajo el lema: “no hay que ser la causa para defender la causa”. El cumplimiento de este anhelo lo realizan ayudados de conocimiento, ofrecido en talleres, así como en espacios de escucha para la orientación. Es decir, usan los mismos recursos mediante los cuales ellos lograron su encuentro.
Pensando estos datos desde la teoría del relato, primero precisamos el tipo de transformaciones en las secuencias, después el tipo de intriga narrativa y, al final, se identifica la intriga del personaje, la cual se infiere por la posición de la voz narradora.
La secuencia de transformación inicia siendo de modo, en tanto que el deseo de ser trans se enfrenta como un imposible, dado al contexto de prejuicios y señalamientos en el pueblo de origen. Al salir hacia la ciudad hacen posible el inicio de la transición, primero expresando su preferencia sexual. Ante lo cual se abre otro dilema entre escenas de fingimiento y las de apropiación de una nueva imagen modificada fisiológicamente, hormonal y psicológicamente. Las escenas concluyen siendo de estatus y subjetiva, ya que se asumen y afirman bajo una consideración o nueva creencia sobre sí mismos. Esa nueva nominación vence la situación de imposibilidad con la que inicia el relato y que es causa de su travesía, es decir, pasa de una transformación de modo hacia una de logro o resultado; lo imposible determinado por el discurso social, como una necesidad infranqueable es reducida al cambiar de contexto en la travesía. Así pues, la intriga de las narraciones tiene un carácter apologético en donde los entrevistados a modo del héroe supera los determinantes trágicos, así como una serie de incertidumbres y peligros.
Los entrevistados al estar contando su historia, hacen inserción de pequeños microrrelatos de proceso de pensamiento, en donde releen su historia como un proceso de menor conocimiento hacia mayor conocimiento. Esta transformación determina el énfasis que dan los narradores a la trama. Es decir, la intriga pasa por la asunción de aprendizajes nuevos que responden al enigma que desató su búsqueda: ¿quién soy? Inicia el proceso bajo una condición de ignorancia que termina con algo cognoscible, gracias al espejo de otros. Este logro de los narradores como héroes de la historia implicó someterse a un proceso, un ejercicio y una disciplina para enfrentar el núcleo familiar con la nueva autonominación así como hacerse cargo del tratamiento hormonal y en algunos casos iniciar el proceso legal de reasignación de nombre. En la lucha como colectivo expresan la promoción para la modificación de ley en defensa de los derechos trans. Su actual militancia también implica una ascesis sobre sí mismos para sostener sus anhelos; ofrecen su tiempo y profesión para apoyar a quienes, como ellos en el pasado, andan en búsqueda de definición sexual. En conclusión, podríamos decir que las formas o modos del ser de los entrevistados se transforman gracias a nuevas experiencias con otros que, como ellos, se miran en una diversidad sexual no bien vista, en donde hay un tránsito del no saber hacia el saber mirarse. Estos procesos podrían declararse como de subjetivación en tanto que el sujeto termina afirmándose en esa nominación que han ido fraguando, por lo visto, lo oído y lo vivido, con otros.
Sinopsis de entrevistas, mujeres cisgénero
P4.- Persona de veintiséis años tiene dos hermanas más chicas. Nació y vive en una colonia popular de Guadalajara. La relación con el padre alcohólico es lejana, veintitrés años de ausencia. La relación con mamá es cercana y de apoyo. Desde niña participó en actividades católicas y en sus grupos juveniles. A los quince años expresó su duda sobre su orientación sexual, su madre no quiso hablar de ello. Buscó ayuda en un diácono quien la llevó a los grupos de conversión. Ahí fue humillada y abusada sexualmente. Después de esa experiencia se hizo tímida. Descubre en los estudios de la escuela qué le estaba pasando, un libro que hablaba sobre homosexualidad le ayudó entender que tenía una identidad.
Posteriormente entendió qué eran las personas trans, ahí se definió como feminista interseccional. A los veinte años entendió que se dejaba llevar por lo que decían los demás, hasta que descubrió en la teoría, lo que científicamente es correcto. Como estudiante de Sociología, inició participando en jornadas sobre sexualidad. Ahí conoció a muchos maestros y autoras sobre los feminismos. Participó en la creación de un colectivo de universitarias por la diversidad, ahí realizaron varios eventos de difusión y formación. Al terminar la carrera se distancia de esa colectiva y se suma a una AC que recibía apoyo internacional, un tiempo después la hicieron directora. Ahí conoció activistas de otras clases sociales y aprendió a hacer trámites para instancias del gobierno y autoridades. Promueven actualmente leyes en el Senado para alcanzar igualdad en derechos.
P5.- Persona de veintitrés años, mujer resiliente, migra de una ciudad de la frontera norte en donde había mucha pobreza. En su familia vivió mucha violencia. Sus papás se separaron cuando tenía tres años. Hija menor, con dos hermanos mayores, uno de ellos ejercía violencia verbal, física y sexual. Inició participando en una casa cultural en donde se tomaban diversos talleres. El asesinato de una amiga a manos de su novio la despierta a esta realidad que se vive en el país. Habiendo sobrevivido las violencias en casa, al llegar a Guadalajara y ver estos grupos le gustó participar para resistir la lucha por los cuerpos y el territorio. Se siente segura entre mujeres, nada le puede pasar estando con ellas. La marcha 8M fue un evento que le abrió a la esperanza, el proceso de organización y la capacidad de convocatoria. En el grupo se identifican por resistir las violencias y el deseo de justicia de luchar por ella. Las amigas de los colectivos se han vuelto su sostén. Actualmente participa en la colectiva.
P6.-Persona, mujer de veintitrés años, cisgénero y bisexual, quien viene de la periferia de Guadalajara. Estudió licenciatura en Psicología en universidad pública. En el divorció de sus padres ayudó a su madre y esa fue su primera lucha y resistencia. Dice tener un origen de mucha violencia y pobreza. Cuando ella era preadolescente su hermano mayor padeció desaparición forzosa. La violencia del Estado y sus amenazas hicieron que su mamá y ella dejarán de buscar al hermano. A los dieciocho años inicio dando talleres a personas víctimas de abuso sexual o con ideación suicida. Inicialmente no iba a las marchas dado el antecedente del hermano, pero posteriormente se sumó porque se dio cuenta que eran 20 mil personas en situación similar. El evento del 8M fue muy importante para sentir la fuerza de resistencia a la violencia. Participa en su pequeña organización en diversas actividades como grupos de estudio y en manifestaciones organizadas.
Macro narrativa mujeres cisgénero
Las personas entrevistadas 4, 5 y 6, se autodenominan mujeres cisgénero, dos de ellas bisexuales. Las entrevistadas 4 y 6 son de Guadalajara y la 5 viene de la frontera norte. Participan en organizaciones feministas.
La estructura narrativa está bajo la misma lógica que se presentó anteriormente, tres secuencias: un antes, un después y el momento actual de la historia. Como en la muestra anterior se destacan los actantes expuestos en los relatos, sus acciones y atributos, así como lo que refieren las voces narradoras sobre sí mismas.
En el antes las tres personas destacan una relación buena con la madre y le atribuyen acciones de responsabilidad y trabajo. Y el padre es signado como lejano, sea por ejercer violencia contra la madre o por problemas de alcoholismo. Las tres exponen haber padecido violencias en su niñez, dos de ellas violación y la otra desaparición forzada de un hermano. Las violaciones fueron ejecutadas por un hermano, una institución religiosa que promueve talleres de reconversión sexual y el Estado como violentador, ya que, en lugar de impartir justicia, amenaza y censura la búsqueda del familiar desaparecido.
La secuencia del después, inicia cuando ingresan a la universidad pública. En esta espacialidad reciben diversos talleres sobre género por docentes feministas y extranjeras. El actante Cuerpos Parlantes aparece como un doble de la universidad, ya que también les destina información para comprender el cuerpo y las diversas violencias ejercidas en ellas y su territorio. Dentro de esta información, dos de las entrevistadas (P4 y P6) encuentran una palabra que les permite entenderse en su inquietud sexual interna: ser bisexual. En este proceso de revelación los ayudantes son maestras, textos y videos de Youtube. Esta información es una revelación que afirma y modifica su estatus en las formas de concebir su ser y que altera sus relaciones sociales. Estas dos reciben ataques de algunos de los personajes del núcleo familiar; violencia verbal o física, la abuela paterna de una de ellas le dice “que la prefiere muerta antes que lesbiana”.
En la secuencia del momento actual, se traslapan los relatos del después con los eventos del hoy. Es decir, los relatos de estos dos momentos de la historia están articulados, sólo es factible ver la diferencia cuando las voces narradoras modifican su posición actancial, pasando de ser receptoras de información a ser productoras de la misma. Pasan de destinatarias de información, a destinadoras, cuando participan en diversas organizaciones. Su participación inicial es como estudiantes promoviendo talleres sobre género, posteriormente al vincularse con otros grupos se articulan a una red de activistas. El culmen de la historia de las vivencias actuales se atribuye a la marcha del 8 de marzo (8M) del 2019, día de la mujer. Participan en la organización y ejecución del evento, ven en ese evento la cristalización de todas su preparación y esfuerzo. La conversión se da en una escena de transformación de estatus que inicia en la segunda secuencia, las lleva a nuevas prácticas y relaciones sociales, así tanto la secuencia del después como la de la actualidad terminan siendo exitosas. Es decir, es un logro tanto de su autorrevelación como de su compromiso con otras para lograr manifestarse en contra de las violencias vividas. El papel de las otras manifestantes articuladas en la red, son designadas bajo el estatus de semejantes que han padecido violencias sexuales y de todo tipo desde el núcleo familiar. Y los atributos otorgados son: compañeras, amigas, protectoras; quienes hacen sentir segura. Las tres expresan que el anhelo que las mueve es la búsqueda de la justicia para todas las mujeres violentadas.
La secuencia de origen de esta macro narrativa arranca en ciertos eventos vividos de violencia. La incógnita por la que atraviesa todo adolescente ¿quién soy sexualmente? Se ve teñida de esas experiencias de transgresión a sus cuerpos. Es decir, la narrativa de injusticia vivida durante la infancia por violación del propio cuerpo como por la desaparición del cuerpo de un hermano es el nodo alrededor del cual se comprenden las otras dos secuencias narradas. En este inicio arranca en una situación adversa y de injusticia, esta trama de destino por lo dado se transforma cuando las voces narradoras abren como héroes que no aceptan la tragedia. En la secuencia del después, la transformación es de estatus, se deja caer la imagen de fingimiento exigida por los discursos sociales. Dirimir el campo de lo instituido “ser hombre o mujer heterosexual” en tanto imperativo de verdad es superado por una opción alterna; la transformación del modo del ser apertura una nueva nominación en la cual se creen, consideran o declaran como mujeres cisgénero bisexuales. Esta transformación de estatus termina definiendo una afirmación subjetiva. La trama original de destino trágico se vuelve apologética, en tanto que la voz narradora fuerte y responsable de sus actos defiende su reconfiguración. En esta transformación el conocimiento, el saber teórico, es un ayudante fundamental y un recurso ideal que obtienen. En la última secuencia la transformación es de resultados, su activismo termina siendo relatos de hazañas logradas en donde de algún modo contravienen la injusticia que otros vivieron. Hoy, ofrecen talleres y apoyo a mujeres violentadas y luchan por transformar las leyes para obtener justicia y derechos para todos en su diversidad.
Discusión y conclusiones
Las características de los entrevistados en esta investigación coinciden con datos demográficos que se presentaron en la justificación, personas que migraron a la metrópoli o con una situación económica precaria y con una serie de vivencias desagradables e injustas. En la época moderna se declara desde el derecho internacional y nacional que los niños deben tener seguridad, protección, buena alimentación, afecto, etcétera. Pero ¿qué sucede cuando los tutores abandonan? ¿qué sucede cuando las personas o instituciones que deberían de proteger los violan o violentan de diversas formas? Por el material aquí trabajado podríamos responder que ciertos sobrevivientes, como los entrevistados, sostienen su resiliencia construyendo grupos de pares (colectivos) y reparando en ellos sus historias.
Los resultados aquí analizados coinciden con investigaciones como las de Morales et al. (2013) que precisan el trayecto de los jóvenes por las tribus urbanas como un modo de afirmarse en el mundo bajo ciertas peculiaridades o narcisismos de la diferencia. Lo común en ese esfuerzo de los adolescentes y jóvenes es que buscan un lugar de existencia en un mundo dado con valores, no valores y contradicciones entre lo declarado y lo ejecutado. Si esos trayectos son más o menos comunes en los diversos grupos de jóvenes, se abre la pregunta: ¿cómo procesan las vivencias de maltrato en la infancia temprana? ¿Cómo procesan la desestimación social ante la expresión de su posición deseante?
Por las historias narradas en los dos grupos de personas el rechazo y desestimación deviene de personajes del núcleo familiar y de instancias religiosas quienes ven como una transgresión salir del ideal binario y heterosexual. El dilema fundamental es ¿cómo procesar la diferencia? Los ideales propios de la cultura judeo cristiana, como bien precisaba en 1908 Freud (1992), y recientemente Ariés, (1987), son: heterosexualidad, monogamia y prácticas sexuales que tienen por fin preponderante la reproducción. A estos ideales se sumaron las disciplinas modernas, las cuales desde una perspectiva médica ordenan y excluyen al categorizar, por ejemplo, el termino sexar: “determinar el sexo mediante examen anatómico” (Davidson, 2004, p.74). Dadas estas circunstancias axiológicas, la declaratoria narrativa y práctica de los entrevistados se vuelve herética, por el sólo hecho de adquirir una forma del ser como mujer cisgénero u hombre trans. Por otro lado, las entrevistadas en sus narraciones demandan un orden no binario y bisexual o heterónomo. Si bien eso no les salva de enfrentarse al enigma de la diferencia: ¿cómo digerir lo masculino? Dado que nacen fisiológicamente sin pene, ¿cómo integrar la diferencia fisiológica, fisonómica y de posición sexual? Su ideal de reconfiguración subjetiva va acompañado de acciones desde las cuales quieren sostener un modo del ser distinto al oficialmente aceptable. Y la narrativa de lucha en los colectivos son escenas de transformación de aspecto y estatus: buscan ser legalmente transformados de acuerdo a sus propios ideales.
Con lo dicho hasta aquí, se puede sostener otra conclusión, a saber: que la disciplina a la que se somete el yo de las entrevistadas, no busca un saber-verdad al modo de las escuelas filosóficas y mistagógicas que expone Foucault (1996), sino que el conocimiento de sí lo sostienen en base al saber otorgado en las universidades (saber: psicológico y sociológico) y, a la información de otros, que, como ellos, divulgan su propio proceso. Son capaces de desprenderse de un sí mismo, en miras de poseer un cuerpo revestido de nuevos significados. La reconfiguración del propio pensamiento es una invitación de Foucault (1991) a los intelectuales, pero desprenderse de la propia figura corporal es un ideal no avizorado por él. Los discursos de discriminación social y de desestimación del otro en su diferencia, pierden de vista que estas personas son gente comprometida consigo mismas y con otros, con quienes se van re-configurando subjetivamente. Esta reconfiguración de los cuerpos reales es la expresión radical de la subjetividad referida en González-Rey y Mitjáns, (2016), no sólo no aceptan la categoría patológica sino tampoco la de ser mujer. Su propuesta de reconfiguración subjetiva no sólo está en el campo de la palabra sino sobre todo del cuerpo, lo real corporal queda sometido por un nuevo ideal del ser.
Decíamos con Harari (2019) que hay un potencial de desarrollo en la proyección de ideas comunes que articulan los esfuerzos de los grupos. Y es precisamente en ese escenario imaginario que las luchas simbólicas de cuerpos concretos batallan por imponer su fuerza, su poder (Foucault, 1991 y Fernández, 1993). Es decir, la exclusión por la diferencia de género, sea esta corporal o por sus prácticas, son desestimaciones sobre formas del ser. Lo dilemático no sólo es para la percepción de los otros, sino que es precisamente en el intercambio simbólico que emerge lo alterno. Es decir, la batalla entre ideales se identifica en las secuencias donde se narra cómo se da el proceso de revelación de la posición sexual y su reconfiguración corporal. Ser hombre trans o mujer cisgénero bisexual es una declaratoria que implican escenas indíciales donde las personas están procesando cómo auto determinarse teniendo en cuenta lo escuchado, lo visto y las experiencias vividas en el pasado y presente.
En el material analizado se constata que estas nuevas configuraciones del ser están hechas de cuerpos historizados quienes se someten a una disciplina personal y prácticas colectivas: los hombres trans, se someten a tratamientos corporales, de acompañamiento psicológico y legal para alcanzar cierta idealidad del ser. Esta tecnología del sí mismo entendida como una serie de prácticas ejercidas en el propio cuerpo con decisión de transformación, es admisible en un discurso social y teórico que pugna por la libertad de expresión en la diferencia, fuera de los estándares binarios y en contra de los determinantes fisiológicos con los que se nace. Las mujeres cisgénero tienen procesos de develación semejante a los hombres transexuales, en tanto que, en miras de auto determinar su orientación sexual subvierten el orden establecido y contradicen el ideal heterosexual, así como su estatuto de orden y poder.
Los relatos analizados están preñados de denuncias a los representantes del orden y la ley quienes violentaron sus cuerpos. Es así que la demanda de justicia y respeto de sus biografías se entrelazan con las demandas colectivas actuales; los relatos iniciales de atropello y violencia en sus cuerpos, encuentra un modo de tramitación en la lucha colectiva. Propugnan con ello un nuevo imaginario social, una nueva constelación de significaciones, nuevas formas deseosas del ser o configuraciones subjetivas que cuestionan el discurso hegemónico heterosexual hostil.
Haciendo una analogía entre los contenidos narrados y el laberinto de Teseo, se conjetura que las personas entrevistadas tienen como referente a un minotauro de imagen masculina que ofertó abandono, desamparo o violencia; monstruo procreador sólo por azar, sólo por haber entregado a una mujer trabajadora su esperma. Este minotauro aparece bajo distintas mascaradas, sea en el personaje hermano que viola a la hermana o en los inquisidores religiosos que, para convertir, fuerzan y violan cuerpos en los talleres de conversión o, en un aparato de Estado que desaparece hermanos y amenaza de muerte a madre y hermana, así como en otros hombres que golpean a sus amigas o las matan. De frente a estas atrocidades uno se pregunta ¿dónde está la ley?
A modo de conclusión final, se declara que, la batalla simbólica de los sexos que se inquiere desde la diferencia, radica en querer sostener un nuevo imaginario social compartido, una nueva narrativa en donde la figura de lo masculino se sostiene desde lo femenino que imposta el modo del ser de lo masculino desde un real: sometiendo los propios cuerpos a un tránsito y a modos diversos de gozar. Quizá en entrevistas ulteriores, pasado el tiempo y la experiencia se pueda inquirir: ¿será que, en la lógica narrada, nominarse hombres trans y someterse a la disciplina propia del tránsito es un modo de reparar el sí mismo en una figurada pérdida? ¿Será que la bisexualidad además de ser una posibilidad del ser es una manera de domesticar la imagen hostil transgresora? ¿El niño(a) asustado frente al violador se reviste de rabia o del actante opositor, evitando así volver a ser su presa?
Referencias
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[1] Artículo derivado de la investigación El proceso de aprendizaje para convertirse en jóvenes ciudadanos activos. Avalada y financiada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores (ITESO).
[2] Doctor en Investigación en Psicología, Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales. Docente, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores (ITESO). ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5763-4245. E-mail: antonios@iteso.mx.. Guadalajara, Jalisco México
[3] El texto es entendido como un aparato semiótico por lo que se centra la atención en lo que hacen los signos más que en lo que representan, se fija en el modo que éstos se reconocen y se construyen (Lozano et al. (2007). Hay una cadena sintagmática que asegura la homogeneidad del discurso, o isotopías, esto ha permitido a los estudiosos destacar los tipos de actantes y los tipos de relatos dependiendo del material de estudio (Barthes, 1970).
[4] En un artículo de mí autoría se explica de manera pormenorizada la aplicación de la narratología. El artículo está en prensa, aceptado para su publicación en la Revista Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, número 55, bajo el título: Teoría y aplicación del análisis narrativo en material transcrito: actantes, atributos y transformaciones (Sánchez, 2022).
[5] Maldavsky (2004) articuló la teoría del relato y la narratología a la teoría psicoanalítica y, aportó procesos de tratamiento de la información para mediar los análisis del texto literario a material recolectado empíricamente para el campo de lo que él llama ciencias de la subjetividad. En esta ocasión sólo se tomó de él las recomendaciones de fragmentación. El procedimiento fue el siguiente: cada una de las entrevistas transcritas se sometieron a una lectura cuidadosa, y ya familiarizados con el contenido del material se fue fragmentando la información en unidades de sentido que permitiera ubicar las diversas historias narradas. Después de lo cual se hizo una reconstrucción de las historias para entender la lógica explicativa del narrador (Maldavsky, 2004).
[6] Greimas y Courtes (1982) en su diccionario definen que en lo narrado: “Los actantes son los seres o las cosas que, por cualquier razón y de una manera u otra –incluso a título de simples figurantes y el modo más pasivo- participan en el proceso” (p.23). Los actantes suelen aparecer en las narrativas como destinador, destinatario, objeto desiderativo, sujeto, oponente y ayudante.